El estudio de los flujos turísticos, un concepto que existe desde hace muchos años, ha vuelto al primer plano en los últimos meses. Lo hemos comprobado, en particular, por el efecto de la pandemia en los sitios turísticos sometidos a un tráfico intenso, que les ha obligado a tomar medidas para calcular, controlar e incluso reducir estos flujos.
Con el fin de hacer un balance de los conocimientos y experimentos relativos a la gestión de los flujos, una estudiante durante sus prácticas de tres meses dentro del proyecto Nattur, realizó un estudio específico sobre este tema. Naomi Decosne Asseo, estudiante del ISTHIA desde su grado profesional de NTIC, continúa sus estudios en el máster de Tecnologías de la Información y la Comunicación aplicadas al desarrollo de los territorios turísticos (TIC ADTT).
Mediante investigaciones bibliográficas y entrevistas cualitativas exploratorias, Naomi se dio cuenta, entre otros, de que la gestión de los flujos turísticos no tiene una definición oficial y universal, ya que cada uno tiene su propia definición. Se interesó por la noción de capacidad de carga y por los diferentes factores que hay que tener en cuenta para optimizar la gestión de los flujos:
– Físico: por ejemplo, la capacidad de los aparcamientos;
– Medio ambiente: cuando el medio ambiente está amenazado, se ponen en marcha ciertas medidas, por ejemplo, en Venecia con la prohibición de los cruceros;
– Sociológico y psicológico: desde el punto de vista de los habitantes y de los turistas;
– Económico, vinculado al lugar que ocupa el turismo en la economía del territorio, sus impactos indirectos en términos de empleo, etc.
– Observación de datos: la ciudad de Florencia, por ejemplo, ha creado una aplicación para limitar la concentración de personas en un mismo lugar.
Se han puesto en marcha medidas en algunos lugares, teniendo en cuenta la gestión de los flujos turísticos:
– El Parque Nacional de las Calanques, en Marsella, ha puesto en marcha una iniciativa de «desmercantilización» y ha establecido una normativa con respecto al amarre de embarcaciones de recreo;
– La playa de Maya Bay en Tailandia, que fue tomada de asalto por los turistas por sorpresa tras la película La Playa, está ahora completamente cerrada a los turistas
Naomi hizo también un recuento de las herramientas digitales que se están desarrollando para conocer mejor los flujos turísticos con el fin de mejorar su gestión. Por ejemplo, Outdoor Vision, dedicada al seguimiento de las actividades al aire libre, o Twitter Vigilance, que se está probando en Florencia y analiza los hashtags compartidos sobre un tema o un evento.
Estos estudios permiten entender los flujos turísticos para anticiparse mejor a ellos, teniendo en cuenta sus impactos para los turistas y las regiones receptoras. Queda mucho por hacer todavía, por ejemplo, en el tema del cálculo de la capacidad de carga, o en la medición de los flujos vinculados a las actividades al aire libre.
Según Naomi, este estudio le ha permitido descubrir los retos de la gestión de los flujos turísticos y darse cuenta de su alcance e impactos en los territorios. Después de haber empezado su máster hace dos meses, este estudio le ha confirmado la validez de la elección de su rumbo.
En cuanto al proyecto Nattur, el estudio realizado por Noemí le ha permitido ponerse al día con respecto a este importante tema, respecto a las herramientas existentes, a las experiencias en curso y a las evoluciones que se avecinan, con el fin de permitir a los territorios prepararse para el futuro y prever acciones concretas.
Este estudio también vino a confirmar el interés de la elección de integrar el tema del número de visitantes en la aplicación que se está desarrollando en el marco del proyecto NATTUR, cuyas primeras pruebas están previstas para las próximas semanas.